Taparaco respiró con dificultad. Sentía su respiración con mis piernas apretadas contra su cuerpo. Taparaco fue el caballo que monté en la excursión a Rainbow Mountain.
La Montaña Arco Iris se encuentra a las afueras de Cusco, Perú. También se la conoce como Vinicunca o Montaña de Colores.
Pagué 100 soles por la excursión de un día a la Montaña Arco Iris, que incluía el transporte desde Cusco hasta la base de la caminata, un desayuno sencillo y un almuerzo completo después de la caminata. Pagué 10 soles más por la entrada al parque.
Los caballos no se pueden alquilar antes del inicio de la excursión a Rainbow Mountain. Primero tuve que caminar entre 30 y 45 minutos desde la base hasta el punto de recogida de los caballos. Había varios quechuas esperando con sus caballos.
Me asignaron un guía quechua, Octavio, y su caballo, Taparaco. Cuando Taparaco me vio, se irguió sobre las dos patas traseras y catapultó el pecho hacia el cielo con el sol a contraluz. Fue mágico.
Vale, eso era mentira. Me alegré de que no pareciera un burro o un híbrido de burro y poni. Necesitaba un semental.
El caballo me costó 85 soles el viaje de ida y vuelta, que pagué al final. El guía turístico de Cusco me dio un precio de 80 soles. Octavio insistió en que debía pagar 90 soles por el caballo porque yo era pesado. No creo que sea tan grande, quizá unos 85 kilos. El precio normal del viaje de ida y vuelta a la Montaña Arco Iris a caballo es de 70 soles. Mi amiga pagó 70 soles sin problemas (el guía turístico también le había ofrecido 80 soles). Yo sólo era un bobo.
Pero puse a Octavio y a Taparaco a trabajar. Me sentí mal por el caballo. Hizo algunas pausas para recuperar el aliento.
Octavio me proporcionó información sobre las montañas y pueblos de los alrededores, ninguno de los cuales recordaba. Sin embargo, mencionó que los pumas son comunes en la zona. Me mantuve alerta, pero los pumas se mostraron esquivos.
Tuve la suerte de ver el sendero a Rainbow Mountain y sus colores. «Esto estaba cubierto de nieve ayer», me dijo Octavio.
Me alegré de haber hecho la excursión de Rainbow Mountain a caballo. Pude disfrutar del paisaje. Y por primera vez en un mes, pude soñar despierto. Había olvidado lo que era soñar despierto desde las Galápagos.
Todo el recorrido no puede hacerse a caballo. Hubo algunos senderos empinados en los que tuve que bajarme y caminar por mi cuenta. Esto fue por la seguridad del caballo y la mía. Aunque sólo caminé un poco, me cansé. Finalmente, alcancé una altitud de 5030 metros.
Lo que me sorprendió de los guías de caballos quechuas es que todos llevaban sandalias; pisaban mierda de caballo, nieve y todo eso. Eso sí que es ir por el camino trillado.
Después de recordar esto, no recomiendo ir a caballo a Rainbow Mountain. No estoy seguro de que los caballos no sientan ningún dolor más allá del cansancio. Me avergüenzo de haberlo hecho en primer lugar.