Malta, uno de los entornos insulares más tranquilos del mundo, ofrece a sus visitantes mucho más que playa y vistas. Las brillantes aguas azules y la costa rocosa me parecieron una mota de polvo en comparación con todo lo que se puede disfrutar en unas vacaciones en Malta.
1. Tiempo – Si quiere tiempo para leer un libro, pasear, mantener una conversación interesante o simplemente echarse una siestecita en la playa, Malta es el lugar ideal. Este destino insular europeo ofrece a los viajeros tranquilos un respiro del ajetreo habitual de la vida en el continente. En Malta todo es un poco más lento, y los turistas que buscan un lugar para desconectar unos días encuentran en este colorido paraíso una excelente opción.
2. Vitamina D – Con unas 3.000 horas de luz solar al año y un clima suave, Malta es uno de los lugares más soleados de toda Europa. Combínelo con los días más largos y seguro que los visitantes recibirán mucha de la «vitamina del sol». La vitamina D, que la luz solar despierta de forma natural en la piel, contribuye a reducir muchas dolencias, como la depresión, las alergias y la degeneración ósea. Personalmente, he notado una mejora de la actitud y la perspectiva, además de las líneas de bronceado, al visitar Malta.
3. Tierra y mar – Haga una excursión de un día al paradisíaco pueblo pesquero de Marsaxlokk para relajarse en un barco privado alquilado o en una excursión en grupo por la espectacular costa. Mi marido, navegante, apreciaba las regatas de la cercana Isla. Si le gusta más la pesca de altura, pero le apetece marisco, visite el mercado dominical de Marsaxlokk para pescar atún, salmonetes y gambas de temporada. O pruebe un recorrido panorámico en autobús para contemplar pintorescas vistas del paisaje maltés y adentrarse en la vida cotidiana de los pueblos, con numerosas paradas para comprar y comer por el camino.
4. Silencio – La contaminación acústica no es un problema habitual en Malta. Aparte de los ocasionales trabajos de carpintería o las ambulancias, los urbanitas disfrutan de auténtica paz y tranquilidad. Alejarse del tamborileo y el bullicio habituales de la vida es como llevarse los oídos al balneario, y ojalá hubiera podido quedarme un poco más.
5. Cultura rural – Pintorescos y rústicos, los pueblos de Malta ofrecen una forma de vida diferente a la que están acostumbrados la mayoría de los visitantes. No deje de probar los pastizzi, los figolli (¡sólo en Semana Santa!) o la bigilla en cualquier restaurante local para disfrutar de un bocado tras otro del paraíso del paladar. Las familias con niños pequeños parecen disfrutar de la pequeña y nostálgica atracción de Popeye Village, un lugar donde los niños pueden jugar en terrenos y aguas seguros durante una o dos horas. Para conocer un poco mejor el patrimonio tradicional maltés, visite la Aldea de la Artesanía en Ta’ Qali, donde vi a muchos artesanos en vivo y quizás tenga la oportunidad de fabricar un objeto de vidrio soplado a mano como hice yo.
Con varias ciudades históricas y modernas entre las que elegir, unas vacaciones en Malta satisfacían mi necesidad de reposo, pero seguían teniendo la cantidad justa de actividades inusuales para alejarme del aburrimiento.
Por Isabelle Zammit
